PROPÓSITO
RECUPERAR LA INOCENCIA DEL NIÑO QUE FUI
En esta ocasión nos disponemos a recordar. Recordar todos los sueños que teníamos de niños, volver a mirarlos con los ojos de la inocencia, sintiendo que es posible cumplirlos.
En los sueños olvidados hallamos grandes pistas, mensajes del alma relativos al propósito de vida y a la misión. Todo aquello que de niño quise ser o hacer contiene un mensaje hoy para mí.
Cuando, de nuevo, me siento niño, juego, confío y fluyo en el mar de la existencia, la vida se vuelve interesante, mágica y auténtica. Sentirse niño es una experiencia regeneradora. Regresan la alegría, el entusiasmo y la ilusión. Al contemplar mi vida desde esa perspectiva adquiero valor y fuerza para ser de verdad quien siempre quise ser:
YO MISMO.
Las dudas y los temores quedan atrás. Nos sentimos fuertes y capaces. La inocencia que emana de nuestro interior mueve los hilos del mundo invisible, para que éste nos entregue experiencias de confianza y amor.
Es entonces cuando surge, de manera natural y fácil, la paz interior. Somos nosotros mismos sin cuestionarnos ni auto-sabotearnos. Los sentimientos y deseos que experimentamos se vuelven importantes, y nos atrevemos por fin a concederles la oportunidad de entregarnos su regalo: la satisfacción personal y la plenitud. Con ellas mejoramos el mundo que nos rodea, porque irradiamos amor.
El niño que fui sabía muy bien lo que quería. Yo sólo tengo que recordarlo y permitir que su mensaje anide en mi corazón.
Audio Meditación Luna Llena 27 de marzo de 2013
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